Cuando las copas brillan.

Ayer estaba tan aburrido que empecé a hacer cargo de algunos deberes de la casa, ya que estaba solo. Y empecé por lavar los platos que dejo mi hermana hace como dos años. Digamos que mis vacaciones nunca son muy animadas, por no decir que no hago absolutamente nada. Y luego de lavar las copas, que casi nunca se usan, pero se ensucian (misterio), pude ver que estaban limpidas y relucientes, lo cual me lleno una parte de mi.

Entonces me di cuenta, porque para que una copa traslucida dé un sentimiento a una persona, la vida de esa persona está tan vacía como el cristal de esa copa. Y toda mi vida es así, siempre estoy esperando algo o alguien mejor. No siempre me anime a dar ese paso que falta para vivir. Y nunca dije lo que sentía, ni esto, porque no es la primera vez que lo siento. Mi vida no es vida. Mi mundo no es mundo. Mi silencio es silencio. Mi dolor es verdad. Yo no.

Siempre luche porque haya alguien a mi lado. Alguien que me hable, alguien que no m hable, pero alguien a mi lado, que sea capaz de mirarme. Las pocas veces que di ese paso que falta, pude conseguir un pedazo de mundo. El resto de lo que tengo son ilusiones que yo creé.

Y ya me canse. Es hora de pelear como en mis sueños, y vencer el viento que me lleva a ningún lado. Pero no se como hacerlo, así que haré como pueda, y seguiré mis instintos como siempre. Y seré brillante, y cuidadoso, y ordenado, y educado. Pero seré yo. Mi vida para los demás termino hace mucho. Ahora tienen que empezar a vivir para mi.